Jóvenes de Polonia, de la Conferencia Episcopal y organizadores de la JMJ de la Arquidiócesis de Cracovia visitaron la isla Colón acompañados por el P. José, párroco de la Catedral, Ntra. Sra. del Carmen, compatriota.
PRIMERAS IMPRESIONES DE NUESTRA ESTANCIA EN PANAMÁ. ESPECÍFICAMENTE EN ISLA COLÓN, BOCAS DEL TORO.
Panamá es el país más pequeño de los países que han organizado hasta hoy día la JMJ. Nuestra visita en este país y lo que hemos hablado, nos ha convencido que los peregrinos que van a venir a la JMJ ´19 por aquí no les va a faltar nada.
Un rol especial es descubrir ese país que nos llevó a Isla Colón, al encuentro con M. Aníbal Saldaña, obispo de la Prelatura. Bocas del Toro es un lugar que una vez más nos recordó que la belleza tiene distintas dimensiones, que no siempre se vislumbran a primera vista. Para nosotros los polacos el archipiélago del mar Caribe siempre lo imaginamos con bellas playas que vemos en las fotos de agencias de viajes o lo relacionamos con Johnny Deep interpretando a Jack Sparrow en las películas del Pirata del Caribe con el barco Perla Negra. Pero, para nosotros, nos enseñó que al lado de la belleza de la naturaleza que glorifica al Creador por su obra, se encuentra también la belleza de la gente que vive aquí.
Aunque en Bocas viven no solamente católicos, la gente en general, nos impactó con su acogida y atención, que se nos manifestó en buenos gestos como cuando uno busca un camino hacia algún lugar, o saliendo de una lancha al muelle, siempre prestos para ayudar. Gestos sencillos que ayudan y nos hacen descubrir la fuente de esa gratuidad y generosidad en Dios. Gestos que a veces se nos pasan por alto y no sabemos valorar.
M. Aníbal, hablando con nosotros, subrayó que su deseo es que los peregrinos de Polonia, con esperanza de que lleguen a Bocas de Toro, y transmitan el testimonio de valores que tiene la familia. Pues subrayaba que la crisis familiar y ausencia de familias en muchos casos, provoca drama en las personas y en el ambiente.
Estamos muy agradecidos por la confianza que nos dio el obispo y por recordar a la juventud polaca que lo que para muchos de nosotros es normal, buenas relaciones con los padres, posibilidad de oración comunitaria y el compartir es un don y tesoro que por medio de ello Dios se acerca a los hombres.
En el camino a JMJ Panamá, queremos invitar a nuestra juventud para que, de una parte descubra cuánto tiene que agradecer y dar testimonio, y también por otra parte, descubran que es lo que Dios quiere decir a través de los jóvenes panameños y el lugar bello donde Dios nos envía.
Durante nuestro tiempo aquí, tratábamos de escuchar a la gente del lugar, también con el párroco de la Iglesia Catedral que nos atendió generosamente, que compartió su experiencia durante este tiempo, pero también para que descubramos la belleza de Panamá.
Aprendimos a mirar todo como don Dios: lugar y gente. Muchas veces subrayábamos que ese lugar es un paraíso en la tierra. Muchas veces hemos recordado las palabras de los jóvenes organizadores de la JMJ, al mismo Nuncio, con un proverbio polaco: “Huésped en la casa, Dios en la casa”. Un proverbio que trajeron de Polonia aquí. Y lo tienen como una definición para preparar la JMJ. Mirando a los ciudadanos panameños, los que son de fe y aquellos que no, queremos que ese proverbio sea también interpretado al revés, ya que estamos seguros que Dios ya vive en la casa panameña y por eso quiere invitar en esa casa a todos los peregrinos del mundo.